Juegazo que se sacó de la chistera TAITO, una compañía que antaño creaba grandes licencias, y que era capaz de reinventarse una y otra vez.
Sin grandes alardes ni gráficos ni sonoros, se limita a cumplir correctamente, para centrarse en una jugabilidad arrolladora, apta para muy pocos.
Uno de los grandes clásicos de los salones recreativos de los 80’, perfectamente adaptado al hardware de la NES.
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